En el Somontano más alto se encuentra Bodegas Obergo, entre paisajes de colinas y laderas; con vides, encinas y olivos. Se trata de un proyecto familiar que comenzó recuperando viñedos de garnacha antiguos con el objetivo de volver a los orígenes de un valle que ha estado siempre muy relacionado con el vino.
Su gerente, Joaquín Vidal, nos ha concedido una entrevista para hablar de cómo ha evolucionado la bodega y qué estrategias han llevado a cabo para adaptarse a los nuevos tiempos.
– ¿Cómo nace Bodegas Obergo?
Bodegas Obergo nació de la ilusión de recuperar una tradición perdida: la tradición por el vino y la GARNACHA, uva aragonesa por excelencia. Se recuperaron los viejos viñedos abandonados y se reintrodujo con viñedo nuevo.
– ¿Qué cualidades caracterizan vuestros vinos?
Son vinos muy cuidados. En el viñedo limitamos la producción de uva para extraer unas características y aromas únicos. La vendimia se hace a mano y la temperatura de fermentación se controla durante toda su duración. La crianza en barrica le da nuestro toque más personal, optando preferiblemente por barricas nuevas de roble francés que respetan mucho los aromas de cada variedad de uva. Preferimos ensalzar la variedad y su tipicidad, antes que crear vinos dominados por la barrica que le ha concebido.
– ¿Por qué decidisteis crear una tienda de vinos online?
La venta directa en bodega siempre ha sido un canal en el que las bodegas se han apoyado. Todo el mundo conoce a alguien que se desplaza hasta una bodega para comprar vino, los precios están por debajo que en cualquier otro sitio al no existir intermediarios. La venta online permite llevar este mismo modelo a todo el país o incluso todo el mundo (en el caso del vino no es posible debido a la legislación de cada país) y controlar aspectos clave como tus argumentos de venta o gestionar la fidelización de marca.
– ¿Qué acciones habéis realizado para adaptar un negocio centenario a los nuevos tiempos?
La forma en la que comunica la bodega y el sector ha sido imprescindible. El negocio centenario estaba basado en vender vino para el día a día, un bien ‘de primera necesidad’ como podría ser el pan. Ahora se venden emociones, sabores distintos, coleccionables de aromas que puedes encontrar sólo en vinos concretos. Esto se trabaja desde la concepción el vino en el viñedo, hasta el etiquetado y las redes sociales.
– Vendéis también al extranjero, ¿Cómo habéis logrado situar una pequeña bodega en el punto de mira de distintos países?
El mundo es muy amplio y las oportunidades están ahí. A veces tienes que buscarlas y otras… es el cliente el que lo hace y es importante tener una web limpia, bonita y que transmita lo que buscas.
– ¿Cómo ha afectado la reciente crisis provocada por la pandemia al consumo de vuestro producto? ¿Habéis notado impacto en las ventas o se han mantenido estables?
La venta online ha sido de gran ayuda durante los meses de confinamiento. Hubo un gran interés por parte de los ya mencionados ‘winelovers’, pero también de gente que quería probar cosas nuevas y veía en el vino una vía de escape para viajar por el mundo desde la mesa de su cocina o salón.
– Además de los vinos, habéis apostado por el enoturismo ofreciendo, entre otros, visitas a la Bodega o catas de vinos. ¿Qué aceptación han tenido estas experiencias?
El enoturismo está llamado a establecerse como otros de los pilares del negocio de las bodegas. En nuestro caso, los meses en los que ha sido posible ha sido de gran ayuda. Te da visibilidad, fideliza al cliente final, haces disfrutar, crea vínculos. El cliente de enoturismo siempre te busca antes en Google antes de reservar una visita, las opiniones de otras personas y tu propuesta (plasmada en la web) son muy importantes.
– Todos los años recibís puntuaciones excelentes de reconocimientos tan importantes como Guía Peñín, Wines from Spain o Robert Parker ¿Os diferencia esto de vuestra competencia?
Hoy en día hay innumerables prescriptores y concursos que dan puntos a muchos vinos. Estos puntos son importantes de cara al cliente final, a la hora de elegir entre dos vinos similares. No pueden constituir la base del negocio, si bien ayudan a poner en valor los vinos.
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