Alan Iny es un socio y director de creatividad y escenarios en Boston Consulting Group (BCG), una reconocida consultora estratégica. Su enfoque profesional se ha centrado en el campo de la creatividad empresarial, donde ha trabajado con numerosos clientes de diversas industrias y regiones geográficas.
Con una amplia experiencia en capacitación, Alan ha enseñado a miles de personas a pensar de manera creativa, brindándoles las herramientas y los conocimientos necesarios para impulsar la innovación en sus organizaciones. Su objetivo es fomentar una mentalidad creativa en el mundo empresarial y ayudar a los líderes y equipos a generar ideas y soluciones disruptivas. Por ejemplo, las 3 siguientes.
#1. La creatividad y la innovación no son lo mismo
La creatividad implica cambiar percepciones personales y encontrar nuevos paradigmas, mientras que la innovación busca cambiar la realidad y mejorar algo existente. La creatividad se enfoca en cambiar la forma de ver el mundo, lo que permite descubrir nuevas oportunidades y posibilidades. Por otro lado, la innovación requiere de un equipo o grupo de personas para llevar a cabo cambios concretos. Las organizaciones juegan un papel crucial al proporcionar un entorno propicio para la creatividad, con el objetivo final de lograr la innovación.
#2. Ninguna idea es igual de buena para siempre
Los modelos mentales o «cajas» experimentan cambios periódicos en una función escalonada, como, por ejemplo, la evolución de una empresa de bolígrafos a una empresa de objetos de plástico desechables. Sin embargo, el mundo cambia de manera gradual, lo que significa que eventualmente cualquier modelo quedará obsoleto. Ninguna idea, ya sea el Modelo T de Ford, el iPhone o la penicilina, es válida para siempre, es solo cuestión de tiempo. Por lo tanto, en una empresa bien gestionada donde todos realizan su trabajo correctamente, el CEO tiene la responsabilidad de determinar cuál será la próxima «nueva caja» y cuándo será el momento oportuno para ello. El momento es crucial en este proceso.
#3. No temer a los fallos te hará ser más creativo
Linus Pauling, ganador de dos Premios Nobel, afirmó que la mejor manera de tener una buena idea es generando muchas ideas. La industria farmacéutica en Investigación y Desarrollo (I+D) es un ejemplo destacado de esta filosofía, donde los científicos invierten años en el desarrollo de compuestos que, eventualmente, pueden no superar los ensayos clínicos. Sin embargo, este resultado no suele afectar negativamente sus carreras, ya que se considera como parte natural del proceso.
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