BeDisruptive, empresa tecnológica especializada en seguridad, ha desarrollado una serie de claves para ayudar a las organizaciones a implementar una cultura de ciberseguridad dinámica y disruptiva. En el mundo de la seguridad empresarial, el factor humano juega un papel fundamental en la prevención y detección de incidentes.
#1. Es esencial promover una cultura organizacional que incorpore el componente humano como elemento esencial en la ciberseguridad
Sin embargo, establecer esta cultura no es un proceso inmediato; requiere un ciclo de mejora continua con objetivos claros, como identificar comportamientos y actitudes en el personal que puedan representar un riesgo para la seguridad de la organización, y aplicar estrategias adecuadas para reducir esos riesgos. Con el objetivo de ayudar a las empresas a alcanzar sus metas y prevenir incidentes de seguridad, BeDisruptive ha creado una lista de cinco consejos prácticos:
#2. La seguridad, responsabilidad de todos
Aunque los propietarios de los activos tienen una responsabilidad principal, todos los empleados desempeñan un papel crucial en la protección de los recursos de la empresa. Los empleados pueden ser la primera línea de defensa contra amenazas como el ransomware, al identificar intentos de phishing, que a menudo preceden a ataques de ransomware. Por tanto, es vital capacitar y educar a los trabajadores para que comprendan que la ciberseguridad es responsabilidad de todos. Además, deben estar preparados para identificar situaciones sospechosas y comunicarlas eficientemente a los equipos de gestión de incidentes.
#3. Establecer un programa de seguridad basado en la mejora continua
Los programas de seguridad deben basarse en la mejora continua. Aunque esto requiere una inversión significativa en recursos financieros y humanos, es una inversión estratégica que contribuye al logro de objetivos a largo plazo y fortalece la resiliencia organizacional. Tras un incidente de ransomware, por ejemplo, es crucial analizar los eventos y ajustar las políticas y prácticas de seguridad para prevenir futuras infecciones. Contar con la guía de profesionales experimentados en el campo de la ciberseguridad es aconsejable, ya que poseen metodologías, herramientas y programas eficientes que pueden adaptarse a las necesidades de cualquier organización, ahorrando tiempo y esfuerzos, y reduciendo costos.
#4. Obtener el apoyo de la alta dirección
La dirección debe proporcionar los recursos necesarios para este proceso, comprendiendo que invertir en ciberseguridad no es un gasto, sino una medida estratégica para proteger la organización. La métrica ROSI (Retorno de la Inversión en Seguridad de la Información) puede ser útil para demostrar el valor de prácticas de seguridad robustas para minimizar los riesgos que afectan a la organización. En el caso de un ataque de ransomware, los costos asociados con la recuperación de los sistemas pueden superar considerablemente la inversión inicial en medidas de seguridad efectivas. Por lo tanto, la alta dirección juega un papel vital en priorizar y financiar la concienciación en seguridad de la información.
#5. Promover la concienciación y formación continua en ciberseguridad
La concienciación y formación en seguridad deben ser parte de la mejora continua, al igual que otros procesos en seguridad de la información. Las empresas deben centrar sus esfuerzos en generar cambios en el comportamiento de todas las personas involucradas, adaptando las técnicas de formación según el público objetivo. Por ejemplo, la concienciación dirigida a la alta dirección, que enfrenta distintos tipos de amenazas en comparación con los equipos de TI, debe diseñarse de forma personalizada. Las formaciones deben ser impactantes, entretenidas y fomentar la competitividad entre los equipos. Hay múltiples formatos que cumplen con estas características, desde la gamificación hasta retos para equipos técnicos como capturas de bandera o desafíos de hacking, siempre adaptados al nivel de conocimiento del público objetivo.
#6. Evaluar la concienciación actual y establecer objetivos
La medición es esencial para mejorar. Definir objetivos claros, establecer indicadores clave de rendimiento (KPI) que midan el logro de esos objetivos y evaluar la eficacia del programa de ciberseguridad a lo largo del tiempo son aspectos imprescindibles. Por ejemplo, se puede implementar una formación sobre phishing y luego realizar un simulacro de ataque de phishing a los empleados. Si un gran número de empleados informa correctamente el incidente simulado, será un indicador positivo de que se está en el camino correcto.
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