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Recursos humanos

Educación y empleo: dos claves para corregir la desigualdad en España

La publicación del Observatorio empresarial para el crecimiento inclusivo (OEPCI) está dirigido a todos los que estén en búsqueda de soluciones que permanezcan en el tiempo para hacer frente a los retos planteados por la desigualdad y la pobreza. España se ha convertido en el miembro de Unión Europea con datos más alarmantes en cuanto al desempleo entre menores de 25 años. Con el OEPCI se buscan soluciones a largo plazo para combatir las consecuencias económicas a causa de la emergencia sanitaria creada por la COVID-19. emergencia sanitaria.

La OEPCI, entidad pionera en España para la investigación y promoción del crecimiento inclusivo, ha desarrollado un informe «En busca de una prosperidad compartida», que se encarga de analizar la situación del empleo en España y de aportar una guía que busca comprometer a las empresas para combatir la desigualdad y la pobreza, circunstancias que se han visto agravadas como consecuencia de la pandemia.

Los expertos consultados por OEPCI están muy preocupados por la posibilidad de que el desempleo y la inestabilidad laboral se conviertan en problemas crónicos. A propósito de este tema, Mónica Gil-Casares, coordinadora de la investigación, manifiesta: “Es necesario pensar a medio-largo plazo. Debemos considerar que crear y mantener el empleo es clave en la lucha contra la desigualdad”. David Menéndez, de Bankia, coincide con ella en “la urgencia de pensar a medio plazo para no hacer crónico el proceso”. Ante este desafío, el informe del OEPCI también recoge soluciones para crear nuevas oportunidades y mejorar la situación.

Por su parte, Alfredo Pastor, profesor emérito del Departamento de Economía de IESE Business School, hace un análisis sobre la diferencia entre la pobreza como situación extrema y la exclusión. «Muchas veces es parte inherente del desarrollo económico, con capacidad para dejar atrás a más personas”, manifiesta Pastor. El académico piensa, al igual que la OEPCI, que la educación y el trabajo son dos claves esenciales para corregir la desigualdad en el país, así como también fomentar la la inclusión y crear nuevas oportunidades.

Por último, Lucía Gorjón, investigadora de Initiative for Socio-Economic Analysis and Knowledge (ISEAK), coincide con Pastor en la premisa de que “el acceso al empleo es el primer paso para la inclusión social”.

“Invito a los departamentos de Recursos Humanos de las empresas a hacer un ejercicio de humildad para dejar de tener jóvenes invisibles.

Marta Martínez, directora del área de Formación y Empleo de la Fundación Tomillo.

Jóvenes invisibles

Marta Martínez, directora del área de Formación y Empleo de la Fundación Tomillo, se ha convertido en una de las voces que en el informe reclama la situación, destacando que por su parte, hay una “autocrítica pendiente” y que considera que las organizaciones empresariales, también deben replantearse el comportamiento que han venido teniendo ante esta problemática. Martínez invita a los departamentos de Recursos Humanos de las empresas hacer un ejercicio de humildad y reconocer que en este momento existe lo que ella denomina, un grupo de jóvenes invisibles. “Por ejemplo, estoy pidiendo un puesto de administración y exijo que sea licenciado con tres idiomas. Esta situación ha provocado que las empresas hayan creído que meter en cualquier rol a una persona muy cualificada era lo acertado. Sin embargo, no han pensado qué necesito para este puesto, qué competencias requiero y qué me está ofreciendo el mercado, preguntas clave”, dice Martínez.

Nuevas soluciones para nuevos retos

1. Coordinar empresas, sistema educativo y servicios de empleo

Los entrevistados por OEPCI destacan como una de las razones del empobrecimiento del mercado de trabajo, a la escasa coordinación entre las agencias de empleo, los sistemas educativos y las empresas. Si se coordinan estas tres áreas, y se promueven políticas fiscales favorables, es muy seguro que se generarán empleos de manera exponencial, lo cual será determinante para la recuperación económica del país.

2. Dar importancia a la formación profesional

Reconocer la importancia de la formación profesional (grados medios y grados superiores), facilitaría el camino a quienes buscan empleo. Los equipos de RRHH deben revisar los perfiles, centrándose en las necesidades y competencias que requieran.

3. Contar con gerentes profesionalizados

Las administraciones públicas se benefician y ofrecen mejores servicios al incorporar más perfiles técnicos menos politizados. Que cuenten con la experiencia necesaria y voluntad de colaboración, y que sean capaces de implementar medidas que motiven el trabajo en equipo entre las administraciones, el sector empresarial y sector social.

4. Prestar atención a los derechos laborales

El OEPCI insiste en darle prioridad a la protección del derecho al trabajo y pensar en la ocupación no sólo como una actividad económica productiva, sino enfocarse también en las personas y sus necesidades. De esta manera, se lograría avanzar en el objetivo 8 de la Agenda 2030, que se basa en la importancia de “promover el crecimiento económico, sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”.

“La creación de cuentas personales que acumulen derechos a lo largo de toda la vida laboral y que los trabajadores pueden usar para cobrar un subsidio de paro en caso de pérdida de empleo, pero también para pagar cursos de formación”, es una de las propuestas hechas por Josep Mestres, economista de Caixabank Research, tomando en cuenta el contexto actual en donde es imperativo avanzar hacia la digitalización. Esto podría ser una solución para asumir los costes económicos que esta acarrea.

Nunca han habido datos esperanzadores en cuanto al empleo en España

El informe del OEPCI, refleja la situación actual del mercado laboral español. De esta manera, nos encontramos con que España es el Estado miembro de la Unión Europeo con peores cifras de desempleo entre menores de 25 años; para agosto de 2020, casi 44% de los jóvenes en España estaba desempleado.

Si bien es cierto que estas cifras alarmantes, que triplican la media de la zona Euro, pueden deberse a la crisis económica y sanitaria causada por la pandemia, los datos históricos nunca han sido buenos. Por ejemplo, para 2019, el paro en los jóvenes de hasta 29 años y con estudios universitarios, se ubicaba en 16,7%, una de las cifras más altas en el continente junto con Italia. De igual manera, entre 2000 y 2019, el paro fue de alrededor de 34% entre los jóvenes. De hecho, la OEPCI, ya había señalado esta situación en su informe del 2017, «El camino hacia el empleo juvenil. Qué puede hacer la empresa«, en donde se concluyó que “los jóvenes suponen el 20% de la población mundial, pero el 100 % de nuestro futuro”.

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